En La Cubana el teatro es concebido como un "todo”. Desde cómo pensarlo a cómo hacerlo. Sus integrantes además de actuar, hacen de todo: coser, pintar, montar, cargar, descargar, etc. Su trabajo se basa en la observación, recreando situaciones teatrales de la vida cotidiana, “dándoles la vuelta” y presentándolas en clave de humor.
En sus montajes se repiten siempre las mismas particularidades: el juego como expresión teatral, la sorpresa, la trasgresión de espacios y sobre todo, sus personajes. Unos personajes que adquieren vida propia y que van más allá del guión pre-escrito. Otra peculiaridad es la participación del público. Se pretende que el público, fuente de inspiración principal, se sienta protagonista
La propia dinámica de la compañía la ha llevado a convertirse en una compañía “todo terreno”. Ha montado pequeños y grandes espectáculos, ha hecho televisión, ha organizado y animado inauguraciones, convenciones, “saraos publicitarios”, etc. Ha utilizado a modo de escenarios para sus espectáculos tanto teatros como mercados, iglesias, transportes públicos, etc. y sobre todo, la calle. La calle ha sido su principal fuente de inspiración. La calle es, en realidad, la gran escuela de La Cubana.